Seguidores

domingo, 2 de enero de 2022

tropezón

  tropezón

es como mis amigas llaman a un polvo inesperado, un "tropezón"

 
No fue con el que era mi novio, qué qué en realidad, la tenía de un tamaño entre normal, tirando a chica. Eso ocurrió una noche en la que salí a bailar y un tipo empezó a apoyar de forma descarada. Era un chico
 medio gordo y algo feo, que estaba muy borracho. Estuve a punto de mandarlo a la mierda, para que no me molestara, pero vi a su amigo: un s medio delgado, y algo lindo. Estaban los dos bastante pasados de copas, y yo, por la insatisfacción sexual que me causaba mi novio, estaba medio cachonda. Me puse a bailar con ellos, a pesar de las constantes quejas de mis amigas, que me decían que esos tipos podían ser peligrosos, y que yo no los conocía. Como malcriada que soy, las ignoré, y me puse a bailar con ellos. Yo me hice un poquito la puta con el que era más lindo, le rocé mi culo contra el bulto en varias ocasiones; pero él no parecía muy interesado en mí. El que no perdía oportunidad de meterme la mano era el gordito, que ya me había manoteado las nalgas de forma descarada, e incluso me agarró una teta. Me estaba haciendo enojar, pero yo me la aguanté, sólo porque su amigo me parecía cada vez más lindo, producto del alcohol que yo también estaba consumiendo, y de la calentura que tenía encima.


La cosa se fue poniendo más picante cuando estos tipos, sin que me diera cuenta, se fueron acercando a uno de los rincones más oscuros de la discoteca. Incluso llegué a perder de vista a mis amigas. En ese momento debería haberme asustado, pero estaba tan “alocada”, que no vi el peligro ni el riesgo, sino todo lo contrario: vi una oportunidad.


Como una loba en celo me lancé sobre el tipo lindo, que ya me tenía loca, lo arrinconé contra la pared, aplastándolo con mis grandes tetas, y empecé a comerle la boca. Él no opuso demasiada resistencia, pero tampoco parecía estar muy complacido con la situación. Ahí fue cuando se me ocurrió que el tipo tal vez era gay, porque no se me ocurre otro motivo para que pudiera rechazar a una mujer como yo.
Su amigo, el gordito feo, también vio una gran oportunidad en la oscuridad. Se pegó a mí como una garrapata. Me aplastó con su panza y empezó a restregarme el bulto contra el culo, como un perrito en celo. Quise apartarlo, pero si lo hacía también perdería la oportunidad de besar a su amigo.


Mientras yo me esforzaba por meter mi lengua en la boca del tipo lindo, el gordito aprovechaba para manosearme toda. Podía sentir sus rechonchos dedos jugueteando con mi concha, y ya se las estaba ingeniando para correrme la tanga.


Para ese momento yo ya estaba desesperada por algo de acción, estiré mi mano y atrapé el bulto del tipo lindo, y me sorprendí…
Su bulto no era más grande que el de mi novio. Es más… hasta me parecía considerablemente más chico. Me llevé una gran desilusión, ese hombre, con el que creí que podría pasar una buena noche, era un “pitocorto”.
No sabía qué hacer… si me iba en ese momento lo haría sentir muy mal, porque él sabría que se debía a eso. Además su amigo, el gordito, no me dejaría ir tan fácil. Ya había conseguido hacer mi tanga a un lado, y uno de sus dedos me estaba explorando directamente dentro la concha. Feo o no, el tipo ya me estaba calentando… incluso más que su amigo el lindo, quien ya no me interesaba tanto.
Seguramente él pensó que yo ya estaba entregada, porque no opuse ninguna resistencia cuando sus dedos penetraron mi concha, al contrario, separé un poco las piernas y lo dejé obrar libremente.
0000Por ser un poquito ingenua, creí que él se conformaría con llenarme la concha de dedos, pero no…apenas unos segundos después sentí algo más grande que un dedo… mucho más grande. Me quedé pasmada e inmóvil. No pude hacer nada, estaba en la posición exacta para recibirla. Una gruesa verga empezó a dilatar mi concha hasta límites que nunca antes había alcanzado. Si solté un grito nadie se enteró, más que estos dos tipos, la música era tan fuerte y la oscuridad nos protegía tan bien, que hubiera dado lo mismo que estuviéramos solos. El gordito me agarró fuerte de la cintura y comenzó a presionar, en el afán de clavarme toda su verga. Si yo quería una más grande que la de mi novio, ahora la tenía… el gran problema es que yo dudaba que mi concha estuviera lista para semejante miembro masculino. La presión del gordito comenzó a ser cada vez mayor, me obligó a levantar más la cola y a separar un poco las piernas… quedé en puntitas de pie, sufriendo porque mi concha parecía estar atravesando por un segundo desvirgamiento. Pero no podía negar que era la sensación más placentera que había experimentado en mi vida. Ya me estaba importando poco que el tipo fuera gordo, o feo… o que fuera un degenerado que desde el primer momento había intentado propasarse conmigo, su pija me estaba abriendo como nunca antes lo habían hecho, y yo quería más. Quería que me la metiera tan adentro como fuera posible.
El chico lindo y “pitocorto” se dio cuenta de que sobraba en ésta ecuación, por lo que empezó a liberarse de la prisión de mis brazos. No opuse resistencia a su partida, yo ya no quería saber más nada con él… mi mente sólo podía pensar en esa gran pija que cada vez entraba más en mi concha.
Cuando quedamos sólo el gordito y yo, empezó la mejor parte. A pesar del dolor, mi concha pudo contener todo ese miembro viril, me la clavó tan fuerte que me hizo gritar de placer… pero allí nadie podía oírme. Mis tetas y mi cara estaban contra la pared, y el gordito, al ver que podía metérmela toda, empezó a bombear con fuerza y sin tener mucha consideración por mi anatomía. Esto, en lugar de molestarme, me volvió loca… como tarada que soy, empecé a alentarlo… sabía que él sí me podía escuchar, lo tenía respirando muy cerca de mi cuello, con su fuerte aliento a alcohol. Le dije “Metémela toda… bien fuerte… partime al medio”, me sorprendí a mí misma, porque a mi novio jamás le había dicho cosas como esas. Me daba mucho morbo saber que él, a pesar de ser tan feo, había podido excitar de sobremanera a una chica tan hermosa como yo. Unas horas antes lo hubiera creído imposible, pero allí estaba, pasándome la lengua por el cuello y la cara, y clavándome toda su gorda pija… y yo entregada, dispuesta a dejarme hacer lo que él quisiera. Quería que me usara como su muñeca sexual, y me diera para que tenga durante toda la noche.
Tenía toda la concha mojada, y ni un milímetro más para recibir pija, el gordito me tenía completamente llena, y yo movía la cadera como una puta, provocando que las penetraciones fueran más rápidas e intensas.
El tipo me cogió tan bien que me hizo llegar al orgasmo, algo que nunca me había pasado con mi novio. Y como si esto no fuera poco, empezó a llenarme la concha con potentes chorros de semen.
Jamás me habían hecho gozar tanto con el sexo, ni me había sentido tan morbosamente usada. Al día siguiente tuve que cortar con mi novio, no porque me sintiera mal por haberlo engañado, sino porque ya me había dado cuenta de que no sería feliz con él. Yo necesitaba algo más… grande.

Novio de una puta

 Quizás la puta soy yo por liarme con el novio de otra, pero yo fui la primera que seA SA fijó en él, cometí el error de hablar sobre el con...