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domingo, 2 de julio de 2023

La vida sigue

 Hace dos años murió mi esposa en un accidente de coche, todos quedamos destrozados, su familia y amigos, pero lo que a mí más me atañe es mi hija nuestra hija y yo.

A mi hija le costó mucho superar la pérdida pero por suerte tuvo el apoyo de un compañero de clase que cada vez que la veía triste, hacía un poco el payaso para que se riera

Mi niña tenía 14 años y como me hablaba a menudo de este compañero suyo, un día le dije que me dijera dónde vivía para hacer una visita y llevar un regalo por la ayuda que estaba prestando. Le pregunté que le gustaba a ese chico y mi hija me dijo que como ah casi todo chico le gusta el fútbol

Fuimos a una tienda de deportes y le compramos la equipación de su equipo favorito, porque balón ya tenía. Habíamos avisado a su madre antes de ir para llevar la sorpresa. El niño por un momento no daba crédito y después decía no hacía falta ese regalo que él disfrutaba haciendo que mi hija se riera. Que tenía vocación de payaso, pero nos dio las gracias y un abrazo fuerte a mi hija.

Después fue su madre la que nos dijo que no hacía falta ningún regalo por qué ella estaba encantada de todo lo que su hijo contaba de mi hija de lo buenos amigos que se habían hecho

La visita había fue muy agradable y como yo echaba en falta una mujer que atendiera a mi hija con sus cosas de mujer, casi todas las semanas íbamos o ellos venían a nuestra casa. La madre del chico estaba casada pero no hablaba demasiado bien de su esposo, por lo que no tratábamos mucho el tema de su matrimonio, solo hablabamos de los chicos.

Un día de los que vinieron a casa la madre del niño tuvo que ir al baño por qué sin saber cómo se había puesto a llorar y quería lavarse la cara, regreso del baño y el niño dijo: ahora te toca a ti hacer el payaso como yo lo hago cuando tu hija está triste.

Y se hizo el silencio absoluto y sin saber cómo yo conté un chiste muy malo muy malo que daban ganas de reírse de mí no del chiste. Ella dijo que se tenían que ir

Esta noche por medio de mi hija conseguí el teléfono de la madre de su amigo y la llamé para ver qué tal estaba y sí todo iba bien. Me dijo que si que lo de llorar había sido por una tontería.

Dos días después con la excusa de que los niños tenían que hacer un trabajo para el cole volvieron a venir a casa. Los niños se pusieron a hacer su tarea y no queriendo interrumpir su trabajo, ella y yo 

nos fuimos a un cuarto apartado y tomando un café nos desahogamos de nuestras penas. Ella se quejaba de su marido porque no era el mismo que cuando se casaron ahora era frío con ella pero caliente con otras y ella decía que no aguantaba más que seguía con él por su hijo. Yo le dije lo vacía que estaba mi vida desde que había muerto mi esposa y ahora todo se iba a complicar más con mi hija que pronto sería una mujercita y yo no sabía si podría guiarla bien.

Por lo menos con estos últimos comentarios ella se rió y dijo que las mujeres son complicadas pero no tanto y que seguro que la educaba muy bien yo solo


Me volví a repetir con ese tipo de comentarios y ella me dio un manotazo en mis manos y dijo que no fuera llorón que no me pegaba.

Sin darme cuenta había quedado prendado de esa mujer de 35 años, viéndola bien era una mujer de buena talla pechos turgentes y culito muy apetecible, además de ser una chica encantadora.

Empezamos a vernos más a menudo por el bien de los chicos, claro está, y no sé si era ella o era yo o éramos los dos quienes enviamos señales al otro. Una de las veces que habíamos quedado y habíamos dejado a los chicos con sus deberes, fuimos a un cuarto que era un dormitorio con una mesa y después de hablar de cuatro tonterías le comenté que por qué no se buscaba una pareja fuera de su matrimonio, como hacía su marido. Me dijo que eso no era fácil y le dije que si es que yo era tan feísimo

Me dijo que no pero que que iban a decir los niños, le dije que hoy en día los niños ya sabían mucho más que nosotros a su edad.

Y se quedó callada mirándome y dijo que yo no era nada feo y que si hacía falta ella podía hacer él esfuerzo

Quedamos otra vez solos ella y yo en un bar para seguir hablando y dándole vueltas al comentario que habíamos tenido. Ella tenía ganas de volver a sentir un hombre, no en el sexo o no solo en el sexo ella quería sentir el apoyo de un hombre. Yo también quería el apoyo de una mujer no solo para coger, para tener la ayuda para criar a mi hija también.

La semana siguiente los niños se fueron de campamento y cómo estábamos libres decidimos convivir los dos para ver qué tal podría ser tener una relación

No pongamos excusas los dos estábamos muy calientes y en cuanto pude la besé en la boca mordiendo sus labios ella aceptó mi beso y me lo devolvió mientras desabrochaba su camisa dejando libres dos pechos bronceados y muy apetitosos y pezones duros

Yo también me quite la camisa y acto seguido intenté abrazar esos pechos con mis manos y recorrer toda su piel besando y lamiendo sus pezones, nos habíamos calentado y sus gemidos hicieron que mi verga empezará a crecer. Puso sus manos sobre mi pantalón al notar que algo había crecido bajo mi pantalón y yo el suyo nos miramos un momento y después de abrazarnos se dio la vuelta y se inclinó un poco hacia delante, no hacía falta más que decir, pasee mi glande por su vulva y como estaba muy mojada empecé a empujar mi pene hacia dentro despacito porque estaba muy estrecho y ella me pidió que no fuera brusco

Cuando llevábamos un ratito jugando vi que ella estaba mucho más lubricada y me pedía que acelerará mis movimientos yo estaba muy cachondo y notaba que no iba a tardar mucho en acaba

Le pregunté que sí debía sacarla para no acabar dentro de ella pero 

me dijo que no recordaba la última vez que se le habían venido dentro y que no había problema si lo hacía

Me vine en su concha y luego hablamos de hacerlo por su culo pero esta vez ella se puso arriba sentada sobre mí su culo era y sigue siendo una maravilla apretado fuerte duro y flexible a la vez una máquina capaz de detectar cuando me iba a venir parar de moverse para retardar mi corrida y angustiarme dentro de un estado de placer como pocas veces he sentido


No soy capaz de decir el tiempo que estuvimos haciéndolo lo cierto es que tuvimos que parar cuando los niños alertados por los gemidos llamaron a la puerta del cuarto pensando que nos estaba pasando algo malo


Desde entonces no hemos dejado de vernos por el bien de los niños jajaja 




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