Fui de viaje a Cuba y quedé encantada la Habana me gustó muchísimo, lo mejor la gente siempre animada y sonriente.
Me sentí muy tonta por las preocupaciones absurdas que llenaban mi cabeza, impidiéndome vivir.
Allí la gente canta, la gente baila y siempre tienen una sonrisa para ti.
Vale que faltan muchas cosas, pero son cosas materiales que no son imprescindibles.
No me podía ir de la Habana sin probar los puros habanos, aunque no soy muy
fumadora, encendí uno y me vino una tos fuerte que casi me ahogo.
Dos muchachos casi iguales me ayudaron y me dijeron que esos no eran puros buenos y que ellos me darían de esos puros
No estaba muy segura pero estaba abierta a conocer Cuba, fuimos al hotel y me lo hicieron todo, con sus 2 vergas: un café con mucha leche
No hay comentarios:
Publicar un comentario