Seguidores

domingo, 14 de enero de 2024

EN LA FRONTERA

 Durante algún tiempo había chateado con ella. Era una mujer algo madura, en los mediados de sus 40s , divorciada pero no menos interesante, con mucha cultura y una personalidad exótica y atrayente. Yo en cambio era un jovencito que apenas estaba en la los principios de mis 30s, ya abogado, solo interesado en la vida y el placer. La había contactado a través de Facebook y desde el primer momento - no lo niego - me atrajo por las fotos que me envió, y que honestamente me encendían. Hablábamos de asuntos triviales: ella tenía una hija casi en la adolescencia, y yo no tenía hijos en ese momento, pero conforme fue pasando el tiempo incluso llegué a chatear con la hija, aunque mi interés real era la madre.

Finalmente, luego de dos años chateando, me dijo que vendría desde Venezuela para Dominicana, y quería saber si podría alojarla en mi apartamento. Le dije que si. Por fin podía conocerla en el aeropuerto, y una vez nos abrazamos, deslicé mi mano suavemente hacia su trasero, cosa que ella asintió, pero no opuso resistencia. Se quedaría unas dos semanas en mi país. 

Los primeros días fueron maravillosos para los dos: paseos por mi ciudad, visitando lugares históricos, comiendo juntos y eventualmente, la llevé por los campos de la región donde vivo. Pero había un sitio que quería que conociera: la frontera de Dominicana con Haití.

Le hablé del viaje una mañana y lo coordinamos para el fin de semana. Nuestro primer destino fue Pedernales, en la frontera más sureña con Haití. Allí nos lanzamos al agua cristalina y por primera vez nos abrazamos; apreté su maduro y caliente cuerpo contra el mío, le manoseé las nalgas y le chupé sus carnosos pechos, mientras ella sintió mi erección. Después de ese rato sintió un poco de vergüenza, la comprendí y nos devolvimos a la playa. Al otro día fuimos a la ciudad de Comendador. Durante el trayecto le mostré las exuberancias de la frontera con Haití, y ella sorprendentemente me escuchaba con atención, cómo si fuera su guía turístico, y en muchos sentidos lo era, pero entre los dos había un deseo, unas ganas de estar juntos incontrolable. Le mostré los cráteres de la antigua mina de bauxita de Las Mercedes, la llevé al Hoyo del Pelempito, a conocer el Lago Enriquillo y finalmente, llegamos a nuestro destino. Encontrar alojamiento fue algo difícil, pues Comendador no tiene muchos hoteles de lujo; solo moteles de paso, pero aún así, encontramos un sitio cómodo, dónde entre los dos pagamos una estancia de cinco días.

Paseamos por el pueblo, le enseñé lo más que conocía, y en ningún momento se quiso separar de mi, muchas veces abrazada a mi cuerpo.

Finalmente, en la noche, no pudimos contener las ganas. Cerramos la puerta, comenzamos a quitarnos la ropa y nos echamos en una de las camas, sin importarnos si realmente estaba en condiciones o no. Ella fue toda una tigresa; se montó encima de mi verga erecta y comenzó a moverse continuamente, mientras yo le agarraba la cintura y solo gemíamos de placer. Luego de eso le di por el ano. Estaba a punto de reventar pero me contuve, y le di con todos mis bríos de macho criollo, y cerramos el acto en misionero. Ella realmente lo gozó, hasta que no pude más... y me vacié dentro de ella. Fue sin dudas la mejor noche de todas. Lo estuvimos haciendo a lo largo de nuestro recorrido hasta llegar a Montecristi, dónde no solo vio el icónico reloj, sino que en el motel volvimos a hacer el amor con renovadas fuerzas.

Después de ese viaje, regresamos a mi ciudad, y a los pocos días tuvo que volver a su país. Pero a las pocas semanas me dió una noticia: íbamos a ser padres. En ese momento no supe cómo hacerle para que ella y su hija vinieran conmigo, pero por contactos pudo volver, justo a tiempo para el nacimiento de mi primera hija.

Tras eso, decidimos instalarnos justo en aquel lugar donde concretizamos todo. En esa misma frontera donde todo se mezcla, para mejor.


(Basado en un hecho real)



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Novio de una puta

 Quizás la puta soy yo por liarme con el novio de otra, pero yo fui la primera que seA SA fijó en él, cometí el error de hablar sobre el con...