Cuando nos sacaba de paseo la gente murmuraba al ver a una niña rubita y de piel blanca qué jugaban y llamaba hermano a un niño negro de semejante edad, pero a mi madre no le importaba lo que dijera la gente. Tanto él como yo éramos conscientes de que algo raro pasaba en nuestra familia ya que los hermanos de nuestros amigos eran iguales entre sí y nosotros nada en lo referente al color. Pero nos habían enseñado desde pequeños que éramos hermanos y eso bastaba.
En casa nunca había habido problema con ver tal o cual parte del cuerpo de ninguno de los otros porque tanto mi padre como mi madre andaban desnudos sin ocultarse de nada, así es que todo era normal y es más no era raro que los dos hermanos jugarámos con las cositas del otro, por supuesto todo concendido era un juego
Y fuimos creciendo y entendiendo para que servían esas cositas que teníamos los dos por pudor supongo dejamos de hacer esos jueguitos o por lo menos buscamos lugares menos accesibles al resto de la gente para jugar ah tú me tocas yo te toco... , Con trece años empecé a pensar que mi hermanito tenía una cosa muy grande que a la vez que me atraía me daba miedo susto. Él se dio cuenta y ya dejamos de jugar a eso, pero como a mí me gustaba jugar con su cosa porque era larga y gorda le propuse que siguiéramos jugando una vez por semana pero que no acercar su cosa a mí cosa porque estaba segura de que ahí no cabía su cosa
Me encantaba pajear lo notar como su cosa blanda aumentaba su tamaño y se ponía dura como un palo y luego ver cómo escopía. A él le gustaba como mis mis pezones se ponían duros y de punta cuando me los besaba y cuando besaba mi cosa que además se ponía muy húmeda
Con el tiempo y tras haber tenido algunas parejas ambos yo seguía aficionada a manejar su pene pero Solo la movía con mis manos y la besaba mi hermano jugaba con t miss tetitas que ya habían crecido un poco y también besaba y chupaba mi cosita para ver cuál de los dos te venía antes le encantaba jugar con mis pezones como si estuviera sintonizando una radio y pasar una y otra vez su lengua por mis areolas, nos limpiábamos un poco y nos reíamos mucho
No íbamos más allá porque a mí me daba miedo pensar en su cosa dentro de mí cosita. Llegó el día en que no nos bastó con tocar besar chupar y acariciar yo ya había tenido varias relaciones sexuales y aunque su pene me seguía asustando un poco este día tras chupar pajear y que me follara las tetas viniéndose en mi cara y mi pecho, lo tenía dentro de mí
Nos entendíamos solo con mirarnos y cuando íbamos a empezar le dije que tuviera cuidado que no fuera bruto, me puse en cuatro patas sé se colocó detrás y empezó a pasar su capullo por mi vulva suave pero con un poquito de presión yo me estremecí pensando en lo que iba a pasar me cogió de las caderas preguntando que si estaba segura le dije que sí aunque tenía mis dudas, la metió despacio con cuidado y yo sentí que me iba a partir en dos, aunque las paredes de mi vagina se fueron adaptando a su pene y cada vez que la movía dentro de mí me resultaba menos incómoda y más placentera
Hoy pasado ya un tiempo, aunque no demasiado a menudo, cuando podemos cogemos como los buenos hermanos que somos
No hay comentarios:
Publicar un comentario