Diablita prohibida

 A la hermana pequeña de mi amigo siempre le ha gustado que le digan lo guapa que es y otra clase de cumplidos, aunque de pequeña le daba vergüenza y se le ponía muy roja la cara.

No sé por qué pero de siempre se ponía cerca de mí las veces que coincidíamos, me miraba con los ojos muy muy abiertos y sonreía.

Con el paso del tiempo, la cosa fue a más, se sentía más amiga mía que su hermano, yo pensaba que eso se acabaría cuando creciera un poco más y encontrase novio

Poco después decía que yo era el chico ideal para ella, más maduro que los chicos de su edad, con buena percha, en su casa ya me conocían y le resultaba muy simpático. Un chico ideal

Mi amigo me lo comentó y yo le dije que su hermana debía de haberse golpeado la cabeza con algo para decir esas cosas.

Pero su actitud fue en aumento: 

Cada vez que iba a ver a mi amigo, ella decía que tenía que ducharse y pasaba por delante en ropa interior o con una toalla alrededor del cuerpo, tomando su cuerpo posiciones sugerentes

Un día me wasapeo diciendo:

Tú estás tonto o qué te pasa? No te das cuenta de que me gustas mucho y yo ya no soy una niña pequeña. Lo pasaríamos muy bien

Le dije que como me decía eso, qué para mí era casi como una hermana pequeña

Pues esta hermana pequeña tiene concha y muy calentita

Me dejé liar por ella y un día que vino a mi casa con las ideas claras y el objetivo marcado, me pidió que la besara, que no iba a pasar nada y nadie se enteraría.

Le serví un zumo para que estuviese entretenida y no dijera tonterías, y por accidente? Se derramó un poco en su camiseta qué tuvo que quitarse quedando con un sujetador muy finito que dejaba ver todo.

Por tonto o por reacción normal masculina tuve una pequeña erección que a pesar de no ser muy grande ella notó y se reía diciendo que parecía que había despertado mi pajarito y que le gustaría jugar con él.

La verdad era que de ver como sus pezones se habían puesto duros y querían escapar del sujetador, mi erección fue a más y ella estaba allí pidiendo guerra, nadie se enteraría y puede que después de esa vez ya no volviera a ser tan pesada conmigo, me liberaría.

Nos besamos y sin previo aviso sus manos fueron en busca de mi pito que estaba algo duro, rápido se puso a chupar como una experta tragándose mi primera venida y casi de un salto de buzo a horcajadas sobre mí, colocando mi verga entre sus piernas

Me cabalgo dándome la espalda y dejando que viera como su concha tragaba y vomitaba mi pene, no tardó mucho en venirse, cosa que me alegro porque con sus gemidos de niña yo no aguantaba más y hubiera quedado mal sí termino antes que ella.

Ahora lo hacemos cada semana a escondidas