No creo que los hombres somos guarros, cerdos y otros calificativos que nos otorgan cuando hacemos algún comentario o acto que puede resultar grosero a algunas personas, los hombres no dejamos de ser animales y como tales, tenemos reacciones como puede ser una erección o no poder controlar un comentario sobre el cuerpo de una mujer.
Pues bien, una tarde que había ido a una tutoría para hablar sobre mi hijo y algunas peculiaridades que manifestaba, me enfrente por así decir con su profesora, una mujer de poco más de 30 años, de cara amable y bella.
Era muy comprensiva tanto con mi hijo como conmigo para explicarme los pequeños problemas que tenían
No he comentado que además de guapa y agradable tenía dos buenas tetas y sin poder evitarlo mi pene empezó a crecer, ella se dio cuenta y se mostró algo ofendida, pero sabía lo que sus pechos causaban en los hombres.
Seguimos hablando y yo a ratos estaba avergonzado de que me me estuviese pasando eso y a ratos, cuando ella había vuelto a sonreír, estaba más calmado e incluso pensaba que le estaba gustando ver cómo se me había puesto.
Me dijo que se alegraba de que me preocupase por mi hijo y su educación y que quizás tendríamos que repetir estas tutorías
No sé cómo fue qué que nos besamos e instintivamente puse mis manos en sus pechos, no encontrando rechazo busque más carne en su culo, pero ella me paró. Lo único que hizo fue sacar mi polla a dar un paseo y se la llevó a la boca haciéndome una buena mamada y jugando con mis pelotas.
Mi hijo no volvió a tener problemas en clase y yo tampoco dejé de ir a las tutorías
No hay comentarios:
Publicar un comentario