Tenemos las puertas una al lado de la otra y aunque siempre me había parecido una chica sexy, eso de tenerla tan cerca desde pequeños la adia sentir casi como una hermana y consecuentemente era impensable cualquier tipo de idea romántica o sexual con ella.
Habíamos hecho trasladas juntos, pasábamos mucho tiempo juntos porque también éramos amigos de pandilla.
Crecimos, tuvimos nuestros primeros romances o amoríos.
Y un día después de que hubiese roto con su novio, me dijo que el problema había sido que ella a quien quería era a mí porque yo sabía todo de ella y aún así la seguía aceptando.
Le dije que no dijera cosas raras y que seguro que mañana veía la vida de otra forma y en no mucho tiempo podría encontrar otro chico.
Me dijo que si, que ya lo había encontrado desde hacía tiempo pero que no lo había reconocido como tal y que ese chico era yo.
Volví a decirle que no dijera tonterías, pero una vez más dijo que no era ninguna tontería y que por lo menos podíamos probar, que no era tan fea para que yo no quisiese.
Con este comentario me mató, me mato de risa y empezamos a quedar pero no como antes no solo como amigos
Era muy bueno lo que hacíamos, porque en el terreno sexual como nos habíamos contado lo que nos excitaba más y conocíamos perfectamente nuestras caras, sabíamos cuando lo estábamos haciendo realmente bien y coordinabamos el dar y recibir placer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario